Las condiciones político-militares de la posrevolución hicieron emerger figuras que tuvo un papel relevante en la formación del México moderno: el caudillo, que se caracterizó por establecer sus condiciones personales en el ejercicio del poder que ostentaba y que, por supuesto, no estaba de acuerdo con compartirlo. Durante esos períodos el caudillo luchó por eliminar unas estructuras económica, política y social de privilegios, y se instauraron nuevas instituciones orientadas hacia un cambio permanente en todas las esferas de la sociedad mexicana.
Se identifica al caudillo como aquel que tiene bajo su mando a un grupo de gente armada;su persona es más importante que las instituciones; tiene carisma, y lucha por conquistar y mantener el poder. Todo gira alrededor de él; su manera de comprender y de interpretar la problemática nacional es, por lo general, local y en algunos casos regional.
La llegada de Venustiano Carranza a la presidencia de la república significó el triunfo de un grupo de revolucionarios que sustituía a la vieja oligarquía porfiriana del poder. Las tareas inmediatas del presidente consistían en pacificar el país y en crear las instituciones que dieran estabilidad política y económica al régimen emanado de la Revolución.
El asesinato del presidente Carranza, el 21 de mayo de 1920, no interrumpió el proceso revolucionario, sólo fue el procedimiento de acceso al poder para otros aspirantes, pues el proyecto de Carranza siguió vigente.Los continuadores de la obra constitucionalista fueron los caudillos, es decir, esos personajes capaces de llevar a cabo los postulados de la Revolución. Entre 1920 y 1934 el influjo personal de los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles fue el núcleo sobre el que giraba la actividad política de México.
Se habla de un periodo de poder sonorense a nivel nacional durante 1920 y 1935, porque cuatro de los seis presidentes durante este tiempo fueron de origen sonorense, pero sobre todo porque los caudillos más poderosos de ese tiempo fueron Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, quienes provenían de dicho estado.
El primero en la serie de presidentes sonorenses fue el gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, de la Huerta fue elegido presidente interino por el Congreso después de la caída y el asesinato de Carranza, posteriormente sería Alvaro Obregon quien ocuparía el puesto presidencial.
ALVARO OBREGON
PLUTARCO ELIAS CALLES